INGREDIENTES.===
- ½ merluza ( 2 lomos).
- 3 dientes de ajos.
- 2 puñados de almejas.
- 10 gambas crudas.
- 1 vaso de vino blanco verdejo Los Molinos.
- Perejil.
- Sal.
- Aceite Oliva sabor intenso.
CALDO: cabeza de la
merluza y un puerro pequeño.
ELABORACION.===
Al pescadero le pediremos que nos
saque los lomos y que nos dé la espina y la cabeza.
Empezamos por hacer el caldo: en
una olla pondremos la cabeza y la espina de la merluza con agua y sal. Lo
pondremos a cocer.
En un bol pondremos agua con sal
y las almejas para lavarlas, les cambiaremos varias veces el agua hasta que
suelte toda la tierrilla.
Mientras, en una cazuela
pondremos ½ vaso de agua y las almejas lavadas. Tapamos la ola y esperamos que
se abran, retira y reservar. Separar del agua que quedé.
Esta agua la colaremos utilizando
un paño blanco que no tenga nada de pelusa, un pañuelo de los de siempre nos
servirá. Reservar.
En una olla pondremos un poco de
aceite de oliva sabor intenso y añadiremos los tres dientes de ajos y el
perejil previamente machacados en un mortero (recuerda: Que en el
mortero echaremos una pizca de sal gorda para que podamos machacarlo con más
facilidad). Rehogaremos lentamente.
ATENCION: aquí podemos
añadir una cucharadita de café de harina ó me pan rallado (según recetas), para
engordar la salsa. Yo en esta receta no he añadido nada. También podemos pasar
ligeramente los lomos por la harina y darles una vuelta por el aceite con el
ajo y el perejil. Aunque yo en esta ocasión no he utilizado ninguna de estas
formas. Pero os las indico por que resultan interesantes.
Continuemos con la receta: Echamos
el vino blanco, dejamos reducir un poco; añadimos el caldo de las almejas y 2
cazos del caldo que teníamos reservado.
Cuando empiece a hervir,
añadiremos los lomos de merluza previamente sazonados.
Dejamos cocer no más de 3 minutos
por cada lado, añadimos las almejas y las gambas. Retirar y emplatar, adornar
con una pizca de perejil.
Si nos queda demasiado caldoso,
podemos retirar los lomos, las almejas y
las gambas; y dejar reducir lentamente el caldo, hasta que esté a nuestro
gusto.
Y así me quedó a mí, hasta luego,
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